Publicado en Clarín, Carta de Lectores, 8/9/2010.
Si dejásemos la hipocresía a un lado, encontraríamos la explicación al origen de todos nuestros males. Lo que no hay en nuestro país es ley. Hay leyes, sí, que son hábilmente vulneradas por los que llegan al poder.
Una vez instalados modifican estructuras que luego, valiéndose de precisos movimientos estratégicos, o creando instituciones nuevas que en su conformación les aseguren la mayoría a la hora de decidir si se lleva a juicio político o se salva a jueces por sus lamentables desempeños.
Por ejemplo, desafío a los políticos, de cualquier partido que fueren, a encargar una encuesta, y comprobarán que la mayoría se sintieron defraudados con los fallos que los jueces produjeron a partir de la voladura de Río Tercero. ¿Quién no recuerda la imagen del entonces presidente, horas después del estallido, saliendo de las instalaciones al grito de “esto fue un accidente”, e instando al periodismo a no hablar de un atentado?
Ese señor, acaba de recibir la falta de mérito de
Tendríamos que mirar como hicieron otros países para lograr que los jueces, a la hora de fallar, no “fayen”.
Juan José de Guzmán
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