Pensaba para mis adentros, si tuviese que definir La política, como lo haría ? Recordaría aquella que hacía hincapié en los roles, entonces la vería como a la actividad del conjunto de los ciudadanos que participa en los asuntos de un estado, ciudad, etc., con su voto, sus peticiones, sus protestas o de otra forma. Podría también intentar con algo mas altruista y pensar entonces que es la actividad que el Hombre desempeña desde el Estado con el solo objeto de dirigir acciones en beneficio de la sociedad.
Los argentinos solemos escuchar con interés la radio, mirar con atención la tele o comentar con fruición las noticias de los diarios a la par que transcurren nuestros días. En medio de la rutina diaria, sin advertirlo se sucederán infinidad de hechos políticos, que incidirán directa o indirectamente en nuestras vidas sin solución de continuidad. Cada nuevo gobierno una vez instalado, nos mostrará la profundidad de la crisis que ha heredado, nos revelará cuan equivocado ha sido el rumbo de la anterior gestión y se proclamará fundante de algo nuevo, a lo que llamará modelo, al cual será necesario apoyar como mejor y casi única alternativa a semejante lastre recibido. Y si ya estuviere instalado aguzará su ingenio con los números, para demostrarnos que la medida de la crisis que aún arrastramos, fue tan, pero tan impensada, que para recuperarnos, necesitará por lo menos de un mandato más.
En el mientras tanto, el horizonte ciudadano por lo común se achica, se llena de miedos, de inequidades y de frustraciones.
Porque a pesar de haber producido en 2001 con el espontáneo sonar de sus cacerolas una rebelión ciudadana sin precedentes, que provocó la caída del gobierno de entonces, e hizo que el mundo entero volviera su mirada asombrada hacia ese intrépido país, que deliberaba en plazas y esquinas exigiendo pacíficamente que se fueran todos, poco y nada cambió desde entonces. Todos los que de una u otra manera hicieron posible que la Argentina dejara de encolumnarse entre los mejores y mas prósperos países del mundo para caer en la decadencia que hoy detenta, siguen mostrándose, elección tras elección como la única alternativa para salir de esta crisis eterna que nos persigue. Mientras esto ocurre, un ejército de indigentes, cartoneros y drogadictos irrumpen en los espacios que no hace tanto transitábamos todos, sin necesidad de clausurar puertas ni ventanillas, ni darnos vuelta, mas que para saludar a algún vecino, salteado al pasar.
Mal que nos pese, aún no hemos aprovechado un mas que favorable contexto internacional sin precedentes, pues se ha instalado en nuestra agenda política, como solución a estas urgencias, los subsidios. A pesar de que con ellos no se redistribuye, sólo se sale de la emergencia (y se malacostumbra al ciudadano).
Nada que tenga que ver con el largo plazo, pareciera interesarle a nuestros políticos. En los varios años que llevamos de crecimiento sostenido no hemos aprovechado para discutir en el parlamento proyectos que nos hablen sobre cómo vamos a adecuar la Educación a los cambios tecnológicos en los próximos 10 años, o qué vamos a hacer para mejorar la salud de la población, ni qué cosas implementar para mejorar la infraestructura ferroviaria (no sólo la vial), o de que manera vamos a saldar la deuda vergonzosa con los jubilados, o cómo sacar de la calle, para recuperar y darles un horizonte mas amplio a las generaciones comprendidas entre los 12 y los 25 años.
Las imágenes mas frecuentes que el ciudadano pueda tener de los políticos y cómo actúan en lo cotidiano, es probable que tengan que ver más con el juego de las escondidas, que frecuentemente nos obsequian los legisladores desde el Congreso, el del monigote, que nos regala la segunda y tercera línea de funcionarios ante las palabras de la presidente en cualquiera de sus improvisadas alocuciones o las peleas diarias entre el gobierno de la ciudad y el vocero de turno para ver quien la tiene mas larga.
El recuerdo del genial Tato Bores, vestido de frac en sus sketchs, atónito, dando pasos inseguros, vacilantes, con la mirada perdida, mudo ante el desfile de gente que ante él, mostraba pedazos de la miseria que habita en cada ser, sobrevuela en mí, cada vez que me pongo a pensar en estas cosas.
Y me siento como el título.